En julio de 1915 Villa se encontró en apuros. Su ejercito había sido derrotado en Celaya y León, su control sobre México se había reducido a Chihuahua y partes de Sonora. Hasta entonces, Villa siempre se había guardado de tocar propiedad americana a favor de mantener buenas relaciones con los EEUU. Sin embargo, en vista de que su fortuna se desvanecía rápidamente y ya que México había sufrido media década de saqueos, confiscaciones, impuestos “especiales”, y destrucción, quedaba poca propiedad mexicana para confiscar. Villa declaró a principios de agosto que estaba dispuesto a imponer un “impuesto” especial a las empresas mineras americanas. 

Villa-Scott meeting

Empresas como la ASARCO (American Smelting and Refining Company), la empresa de fundición más grande de México, inmediatamente sonaron la alarma en Washington. Muchas minas ya habían cesado las operaciones y sacaron sus empleados a causa del ambiente caótico en el norte de México mientras que los ejércitos de Carranza seguían forzando a Villa aún más hacia el norte. Villa necesitaba que estas empresas siguieran trabajando para generar ingresos de aduanas de exportación para Chihuahua. Amenazó con confiscar las empresas que se negaran a resumir operaciones. Se aprovechó de varias minas en el sur de Chihuahua y las manejó con sus propios hombres en julio de 1915 para rematar el punto. Aunque estas operaciones forzadas no constituían confiscación legalmente, los trabajadores mineros mandaron los lingotes al jefe pelado en vez de los legítimos propietarios de las minas. El New York Times informó sobre el asunto en el dos de agosto que Villa había confiscado numerosos negocios extranjeros y que había expulsado “un tren lleno de extranjeros.” Los comerciantes de Chihuahua se habían negado a aceptar la moneda Villista sin valor de clientes como forma de pago. Era una medida desesperada e inefectiva de intentar prevenir la inflación y la devaluación de su moneda.

Cuando el Jefe de Estado Mayor del Ejército General Hugh Lenox Scott se entrevistó con Villa a principios de agosto, le planteó que Villa iba a renunciar la posibilidad de que su facción se reconociera como poder legítimo en México de no ser que soltara estas empresas. El secretario Lansing le dio instrucciones a Scott de comunicarle a Villa que —los Estado Unidos jamás reconocería a Carranza. —  Mientras que Scott reclamó después que no le hubo hecho tal declaración a Villa, Sommerfeld, quien como confiado de ambos Villa y Scott estaba indudablemente informado, desde luego lo hizo.  Para la sorpresa de muchos observadores, pero no tan sorprendente dadas las seguranzas del Departamento de Estado de los Estado Unidos, Villa accedió a todas las demandas de Scott. —Entre todo, había más de seis millones de dólares [que Villa les devolvió a las empresas americanas] por las cuales no tenía equivalente para ofrecerle ni promesas que hacerle, y las devolvió porque se lo pedí; ni más ni menos.— Scott si ofreció permitirle a Villa la exportación de ganado (de dudosa propiedad) a los EEUU por dinero en efectivo. Sin embargo, cuando el secretario Lansing le mencionó la propuesta al presidente, éste lo paró. —¿Crees que sea prudente proporcionarle dinero a Villa justo en el momento que aparenta más débil y a punto del derroque?— preguntó el presidente, demostrando claramente que para entonces ya había cambiado de parecer. Francamente, el valor real de lo que Villa le había concedido a Scott era solamente el valor de los ingresos de producción de estas minas y la mercancía confiscada en Chihuahua. Sin embargo, con su dinero fíat devaluado y su terreno de control disminuyendo diariamente, las concesiones de Villa le constituían un mayor sacrificio por su parte. No es sorprendente que la cesión de las propiedades mineras coincidieran con no mandarles más fondos a Félix Sommerfeld y Lázaro De La Garza para pagar las municiones que tenía bajo contrato en los EEUU.

Sommerfeld se dirigió al Concilio Secreto de Guerra para pagar la cuenta… Lea el próximo fascículo del “Camino a Columbus,” explicando cómo fondos alemanes financian los suministros militares de Villa. Esta serie de blog trazará los acontecimientos que le condujeron a Villa al ataque de Columbus, Nuevo México en 9 de marzo de 1916 en etapas semanales. Daré un discurso el 12 de marzo en Columbus con el motivo de la Conmemoración Centenal del saqueo, y revelaré como le hicieron creer a Villa que atacar a los Estados Unidos sería buena idea. Si se impacienta y no desea esperar ocho meses para conocer los hechos tras Columbus, adquiera Félix A. Sommerfeld y el Frente Mexicano en la Gran Guerra hoy. 

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